sábado, 24 de noviembre de 2012

Los Enamoramientos


Los Enamoramientos llegó a mis manos sin ser elegido, sin previo aviso. Simplemente una conocida decidió pasármelo.No hubo ni portadas bonitas, ni recomendaciones ni nada y hasta entonces jamás había oído hablar ni tan siquiera del autor.

Durante los meses de verano me acompañó a la piscina todos los días, sitio al que iba, sitio al que me lo llevaba. Pero, no logré pasar de la página 100. 

Este mes de noviembre y después de la noticia del rechazo del autor al Premio Nacional de Narrativa por este mismo libro, decidí que tenía que retomar su lectura, pues su postura me había encantado. Cuelgo un enlace de la noticia:


Bueno pues resulta que llevo todo el mes y he avanzado 41 páginas más exactamente,¿qué sucede?, ¿es malo el libro?. Creo que la respuesta es NO, de lo poco que he leído he de decir que tiene reflexiones brillantes, que me han encantado, transcribo una de ellas:

“Tal vez le daba lo mismo quién yo fuera, (reflexiona María sobre la actitud de Luisa hacía la perdida de su marido)le bastaba con tenerme como interlocutor no gastado, con quien podía empezar desde el principio. Es otro de los inconvenientes de padecer una desgracia: al que la sufre los efectos le duran mucho más de lo que dura la paciencia de quienes se muestran dispuestos a escucharlo y acompañarlo, la incondicionalidad nunca es muy larga si se tiñe de monotonía. Y así, tarde o temprano, la persona triste se queda sola cuando aún no ha terminado su duelo o ya no se le consiente hablar más de lo que todavía es su único mundo, porque ese mundo de congoja resulta insoportable y ahuyenta. Se da cuenta de que para los demás cualquier desdicha tiene fecha de caducidad social, de que nadie está hecho para la contemplación de la pena, de que ese espectáculo es tolerable tan sólo durante una breve temporada, mientras en él hay aún conmoción y desgarro y cierta posibilidad de protagonismo para los que miran y asisten, que se sienten imprescindibles, salvadores, útiles. Pero al comprobar que nada cambia y que la persona afectada no avanza ni emerge, se sienten rebajados y superfluos, lo toman casi como una ofensa y se apartan: “ ¿Acaso no te basto?¿Cómo es que no sale del pozo, teniéndome a mí a su lado?¿Por qué se empeña en su dolor, si ya ha pasado algún tiempo y yo le he dado distracción y consuelo? Si no puede levantar la cabeza, que se hunda o que desaparezca”. Y entonces el abatido hace esto último, se retrae, se ausenta, se esconde. Tal vez Luisa se aferró a mí aquella tarde porque conmigo podía ser la que aún era y no ocultarse: una viuda inconsolable, según la frase consagrada. Obsesionada, aburrida, doliente.” 

Otras cosas que me han gustado, no son reflexiones profundas pero son geniales vistas desde mi contexto actual,por ejemplo:

"(...) supongo que las personas cotillas y malpensadas siempre encuentran manera de averiguar lo que quieren, sobre todo si es negativo o hay por medio una desgracia, aunque no les vaya nada en ello."

Una cosa que me llamo la atención desde el principio del libro, fue reconocer en la relación de pareja que tenían Luisa y Miguel a unos amigos. Para mi, de algún modo, descifra lo que es  una relación casi perfecta.

En resumen, que no he podido acabármelo, no porque sea malo, si no por que es muyyyyyyy denso, y no es el momento para mí, o eso creo.